La noche ha estado muy lejos de
ser placentera. Creo que nadie ha estado
nunca tan cerca de cometer tantos asesinatos juntos con nocturnidad como estuve
yo anoche. El hostal está lleno de chavalillos con muchas ganas de marcha, y de
paso de joder al personal que intentábamos dormir. La culpa es mía por no
llevar tapones para dormir.
Hoy para las 6.30 ya me he
levantado, tengo pocos días en la zona de Dublín y necesito aprovechar las
jornadas al máximo. Lo primero del día ha sido hacer una visita a mis vecinos
de habitación para informarles de que me iba, ya que yo me he tenido que
enterar de su juerga nocturna, al menos que ellos se interesen un poco por mi
vida diurna. Por la cara que ha puesto el que ha abierto la puerta de la
habitación, no ha entendido muy bien mi intención, que se le va a hacer, cosas
que pasan.
Después de tomarme un potente
desayuno. Es la primera vez que veo que un alojamiento ofrezca dos tipos
diferentes de desayuno, uno gratis y otro pagando. Yo por supuesto y que no lo
dude nadie, he ido al gratis, ¿gastar para qué? pudiendo evitarlo. Un café bien
cargadito y unas cuantas tostadas me han entonado el cuerpo, porque madre mía
que sueño.
Para las 8 de la mañana ya estaba
en marcha, eso sí por la izquierda, que no se me olvide que en algún cruce la
liaré. La primera parada del día ha sido Powerscourt. Para llegar hasta aquí
hay que ir por la R117 conocida como la carretera de las 21 curvas. El nombre asusta un poco pero no es para
tanto. Antes de visitar la mansión y sus jardines he ido a ver la cascada, que con 130 mt de caída
es la más alta de Irlanda y Gran Bretaña. La zona es preciosa, y se respira una
tranquilidad monacal. Pero la entrada me ha parecido muy cara porque la cascada
pese a estar bien, no es impresionante. Tras pasear una hora y media por los
alrededores, hay varios caminos que permiten perderte del mundo, aunque hoy no
es el mejor día para pasear porque no deja de llover, me he dirigido a Powerscout estate. Esta casa ha existido
desde 1300, y se puede comprobar cómo vivía la nobleza Irlandesa. Lo mejor de
la visita ha sido pasear por sus 20 Ha de jardines.
Cómo se me ha hecho un poco
tarde, he perdido la noción del tiempo con el paseo, he decidido comer en la
cafetería de la casa. Menos mal que solamente he pedido un primer plato. Sopa
de verduras, con una rebanada de pan de cereales con mantequilla. Pedazo de
sopa, yo creo que el titanic naufrago en un mar más pequeño, he terminado
inflado. La sopa, buena y calentita. No me ha salido tan mal la comida, 6 euros
y me voy satisfecho.
A continuación he cogido rumbo a Glendalough, una localidad situada en las
montañas Wicklow y considerado uno de los rincones más bonitos del país. Los
restos de este importante centro monásticos son impresionantes, pero el entorno en el que están situados no
desmerece en absoluto. Dos magníficos lagos y un valle cubierto de bosques son
un lugar fantástico para pasear y perderse por ellos con la cámara de fotos. Es
un lugar tranquilo y espiritual, lo que ayuda a entender por qué lo eligieron
los monjes.
Aquí ya he echado toda la tarde,
así que cuando he terminado de pasear por los alrededores me he dirigido a
Dublín. He llegado sobre las 7.30 un poco tarde para poder visitar la ciudad.
Pese a ello, he estado paseando un par de horillas por el centro de la ciudad,
y he aprovechado para comprar algo en un supermercado para cenar en el hostal,
donde he aprovechado para escribir el blog y preparar un poco el día siguiente,
que me parece que lo tengo igual de apretado que el de hoy.
Solamente espero que la noche de
hoy no sea igual que la de ayer, porque de lo contrario hoy no me contengo!!!